lunes, 10 de noviembre de 2008

Los Árboles Muerden de Pie (fragmento)

MAURICIO: No, no, sin ironías; a ti te está pasando algo. Desde hace un momento no me miras como antes. Pareces otra.
ISABEL:¿No serás tú el que me está pareciendo otro a mí? (Se acerca amistosa.) Escucha, Mauricio: el otro día cuando me dijiste que tu imitador de pájaros cantaba mejor que el ruiseñor verdadero, hablabas en serio ¿no?
MAURICIO: Completamente en serio. Un simple animal, por maravilloso que sea, no puede compararse nunca con un artista.
ISABEL: Entonces ¿de verdad crees que el arte vale más que la vida?
MAURICIO: Siempre. Mira ese jacarandá del jardín: hoy vale porque da flor y sombra, pero mañana, cuando se muera como mueren los árboles, en silencio y de pie, nadie volverá a acordarse de él. En cambio si lo hubiera pintado un gran artista, viviría eternamente. ¿Algo más?
ISABEL: Nada más. Es todo lo que quería saber. (Se dirige a la escalera.)
MAURICIO: Un momento. Hasta ahora sólo te he corregido los errores; pero no sería justo si no elogiara también los aciertos.
ISABEL: ¿He tenido algún acierto? Menos mal.
MAURICIO: Uno sobre todo: el truco para no tocar el piano.
ISABEL: Ah, lo de la mano herida. ¿Estuvo bien?
MAURICIO: Ni yo mismo lo hubiera hecho mejor. ¿Con qué te pintaste el rojo de la sangre? ¿Con la barra de labios?
ISABEL: Con la barra de labios.
MAURICIO: Me lo imaginé en seguida. ¡Felicitaciones! (Le estrecha la mano. Isabel reprime una queja retirando la mano. Mauricio la mira sorprendido.) ¿Qué te pasa?
ISABEL: Nada... los nervios. (Va a la escalera. Mauricio la detiene imperativo y la arranca el pañuelo.)
MAURICIO: ¡Espera! ¿Pero te has clavado el cristal de verdad?
ISABEL: No se me ocurrió otra cosa. Una mentira hay que inventarla; en cambio la verdad es tan fácil. Buenas noches. (Vuelve a ponerse el pañuelo y comienza a subir.)
MAURICIO: ¿No te ofenderás si te digo una cosa?
ISABEL: Di.
MAURICIO: Tienes demasiado corazón. Nunca serás una verdadera artista.
ISABEL: Gracias. Es lo mejor que me has dicho esta noche. (Va a seguir. Se vuelve.) ¿Y tú no te ofendes si yo te digo otra?
MAURICIO: Di.
ISABEL: Si algún día tuvieran que desaparecer del mundo todos los árboles menos uno... a mí me gustaría que fuera ese jacarandá. ¿Perdonada?
MAURICIO: Perdonada.
ISABEL: Buenas noches, Mauricio.
MAURICIO: Hasta mañana... Marta-Isabel. (Queda apoyado en la baranda mirándola subir. Arriba vuelve a oírse el carillón.)


TELÓN

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